8. INTERVENCION PSICOLOGICA TEMPRANA CON VICTIMAS EN SITUACION DE EMERGENCIA

Curso online emergencias bomberos, atención psicológica temprana a víctimas en emergencias
Tema del curso online disponible en formato pdf. Sumario: Elementos de intervención psicológica temprana con víctimas de una situación de emergencia. Conducta con víctimas en los momentos de salvamento y rescate. Controlar situaciones de pánico. Aspectos a tener en cuenta en la comunicación con la víctima durante el salvamento. Acciones en la comunicación con la víctima durante los primeros auxilios. Qué esperar de los psicólogos de emergencias. Funciones de los psicólogos de emergencias en la atención a víctimas de un desastre. Triage en urgencias médicas. Tipos de reacciones extremas de víctimas y familiares.

Firefighter emergencies online course. Summary: Elements of early psychological intervention with victims of an emergency situation. Conduct with victims in moments of rescue and rescue. Control panic situations. Actions in communication with the victim during first aid. Functions of emergency psychologists in the care of victims of a disaster. Triage in medical emergencies.


CURSO DE OPERACIONES EN EMERGENCIAS PARA BOMBEROS

Elementos de intervención psicológica temprana con víctimas de situaciones de emergencias



1. CONDUCTA CON VÍCTIMAS EN SALVAMENTO Y RESCATE


"La percepción que más ansiedad genera al ser humano es la de falta de control."

Esa percepción es justo la que presenta una víctima que necesita ser rescatada (en un accidente de tráfico, en una riada, en un incendio, etc.).

Mientras los niveles de ansiedad se mantengan en valores razonables, el sujeto estará utilizando todas sus herramientas (emocionales y físicas) para afrontar lo que le está ocurriendo. Por eso no es frecuente, al contrario de lo que se piensa en la calle, el pánico entre las víctimas en las situaciones de emergencia.


1.1. Situaciones de pánico


La situación de pánico tiene más probabilidad de producirse si el sujeto no se siente con recursos para salir de la situación en la que se encuentra y anticipa unas consecuencias terribles si no se soluciona el caso.

  • Por ejemplo: no es habitual un ataque de pánico en un grupo de 20 personas si se produce un incendio en un aula con capacidad para 200 personas, siempre y cuando existan al menos dos salidas del aula suficientemente grandes y de fácil apertura.

    • Apertura hacia fuera: En diversas investigaciones se comprobó que víctimas en incendios habían muerto por avalancha en lugares públicos por haber sido incapaces de abrir la puerta de salida hacia adentro, de ahí la normativa al respecto.

  • Siguiendo éste ejemplo, el pánico tendría más probabilidades de producirse si el incendio se produce en un aula con una sola salida que estuviera cerrada con llave.


Si un sujeto entra en situación de pánico verá reducidas todas sus facultades (no escucha correctamente, es menos eficaz en sus movimientos puesto que está atenazado por los nervios) y será mucho más difícil comunicarnos con él.

Digamos que en las situaciones de pánico mandan más nuestros instintos (la estructura subcortical del cerebro llamada amígdala) y menos nuestra razón (la corteza cerebral, principalmente la prefrontal).

Por lo tanto las conductas más comunes serán de huida, intentar sujetarse al rescatador, etc.

Toda nuestra comunicación con la víctima irá encaminada a que no entre en situaciones de pánico, lo que implica ayudarle a mantener la tranquilidad.

Por desgracia, no todas las intervenciones son todo lo rápidas que desearíamos (víctima y rescatador), por lo tanto nuestra comunicación siempre intentará mantener informado de forma positiva de lo que está ocurriendo (eso ayudará a la víctima a percibir un cierto control sobre lo que le ocurre).


1.2. Aspectos a tener en cuenta en la comunicación con la víctima de durante el salvamento

      1. Identificarnos
      2. Dar información e instrucciones
      3. Animar y distraer
      4. Tranquilizar

• IDENTIFICARNOS:
En muchas ocasiones, el mero hecho de identificarnos como profesionales que le van a socorrer provocará en la víctima un efecto tranquilizador.


• DAR INFORMACION E INSTRUCCIONES:
Las instrucciones deben ser concisas y claras, en muchas ocasiones nosotros seremos lo único ordenado en el caos que nos rodee. Por lo tanto nuestro tono debe ser firme pero tranquilo. Como hemos visto, una persona con ansiedad no es el mejor conversador posible. Si necesitamos la colaboración de la víctima necesitaremos que comprenda bien lo que tiene que hacer, no está de más que nos repita lo que le hemos dicho para que comprobemos que nos ha entendido.

  • Es mucho más eficaz dar instrucciones en positivo que en negativo: Por ejemplo no queremos que la víctima mire hacia abajo, dará mejor resultado decirle “mírame a la cara” que decirle “no mires abajo”.


• ANIMAR Y DISTRAER:
Reforzaremos con las conductas de la víctima que respondan a nuestra petición:

“eso es, así, sigue agarrándote…”,
“un poco más, ya estamos casi…”,
“mírame a la cara…”

La atención es selectiva, podremos controlar situaciones de ansiedad o incluso dolor físico distrayendo la atención sobre otra cosa:

“dime cuando se acaba el gotero…”
“dime cuando se empieza a ver luz…”
“¿cómo ha ocurrido?”


• TRANQUILIZAR:
Tanto a la víctima como a nosotros mismos en todo momento, mientras no perdamos la calma tendremos a nuestra disposición todos nuestros recursos personales.


1.3. Acciones en la Comunicación con la víctima durante los primeros auxilios

      1. Identificarnos
      2. Responder a las necesidades de información.
      3. Explicar lo que se hace.
      4. Escuchar

• IDENTIFICARNOS:
Con las mismas directrices anteriormente expuestas.


• RESPONDER A LAS NECESIDADES DE INFORMACIÓN:
No es conveniente dar malas noticias a un accidentado en el primer momento de su cura.

Las alternativas son frases del tipo:

“todos los implicados en el accidente están siendo atendidos”
“todos están siendo trasladados al hospital como medida de seguridad”
“le vamos a trasladar al hospital para seguir haciendo pruebas”
“en el hospital verán lo que tienes con exactitud”.


En cualquier caso no ganamos nada diciéndole a un accidentado que lo que tiene es muy grave, o que ha fallecido alguien o que alguien está muy grave.

Si no encontramos alternativas, no mentir sobre la gravedad, simplemente podemos contestar un:

“aun no se puede saber, todo irá bien…”.


• EXPLICAR LO QUE SE HACE:
Por los motivos de necesidad de control arriba expuestos, hay sujetos que necesitan que se les informe de lo que se les está haciendo.

No debemos dramatizar, ni teatralizar lo que vayamos a hacer, si lo que hacemos no tiene importancia, por lo general, conocerlo por parte del paciente le tranquilizará.


• ESCUCHAR:
A lo largo de este trabajo pretendemos dejar muy claramente expuesto el valor terapéutico de la ventilación emocional, las personas nos sentimos mejor cuando nos escuchan lo que tenemos que decir.

En cualquier caso, los términos de nuestra escucha entran en los procedimientos descritos en este trabajo, de manera que no fomentemos que la persona se sienta culpabilizada, evaluada con moralinas o puesta en entredicho con discusiones sobre si sus pensamientos son o no razonables.


2. QUÉ ESPERAR DE LOS PSICÓLOGOS DE EMERGENCIAS

Como personal presente en una emergencia de la índole que sea, es conveniente que conozcamos qué es lo que los psicólogos de emergencias van a realizar, tanto para solicitar su presencia si no estuvieran, como para demandar su intervención si detectamos algún sujeto sin atender.

Conociendo su trabajo, nosotros podremos “remar en la misma dirección” en nuestro trato con las víctimas y familiares.


2.1. Funciones de los psicólogos de emergencias en la atención a víctimas de un desastre


• Acogida de los familiares de los damnificados.

• Facilitar información:los datos que van a querer saber los familiares son:

¿Cómo está mi (padre, madre, hijo/a, etc.)?
¿Dónde está?, ¿Cómo ha sido?

  • Suele preocupar si se ha enterado, si sufrió, etc. En este caso debemos recordar nunca utilizar términos como “destrozado”, “irreconocible”, “choque brutal”,… y cambiarlos por términos del tipo “fue rápido” que transmitan al familiar que su ser querido no sufrió.

• Disminuir la incertidumbre: en la misma línea que el aspecto anterior, dar información precisa de lo que se está haciendo, de cómo y dónde pueden obtener más información.

• Quiénes son los interlocutores válidos (psicólogos, trabajadores sociales). Hospitales a los que se trasladará su familiar, etc.

• Escucha activa: este concepto requiere saber escuchar, no cortar el diálogo con la otra persona y pasa por una actitud de apertura a escuchar, reforzando y valorizando a nuestro interlocutor.

• Organización de la intervención: Los psicólogos de emergencias son personal cualificado para colaborar en la organización de los recursos de la intervención.

• Pueden prevenir el efecto dominó (fenómenos de contagio emocional), orientar a políticos y personas relevantes sobre la actuación con los afectados, distribución de los recursos humanos y materiales, mediación entre familiares y afectados.

• Relajación: Pueden instruir y modular técnicas de autocontrol de activación por medio de la respiración costo-abdominal o cualquiera de las técnicas de control de activación a corto plazo (en los primeros momentos) y a largo plazo (en el seguimiento terapéutico posterior).

• Establecimiento de un buen rapport: Este término implica que entre los familiares y el psicólogo se ha establecido una relación de confianza, donde el sujeto sabe que puede comunicar lo que quiera al psicólogo con la seguridad de ser aceptado sin juicios morales o de otra índole.

• Asegurar unas condiciones mínimas de reposo, aislando victimas y familiares, en la medida de lo posible de la visión del desastre in situ.

• Ofrecer mantas, hidratación y alimentos si los servicios médicos lo autorizan.

• Permitir y amparar la manifestación de emociones. Un error bastante común es pensar que el psicólogo está para que no se produzcan situaciones “incómodas” por parte los afectados (gritos, reacciones de ira, llanto, etc…).

  • El profesional de la salud mental es consciente que lo importante en esos casos no es “callar” a esa persona, lo único importante es que en ese acceso de ira no se haga daño físico (hay personas que se golpean contra objetos, llegándose a producir roturas de huesos o las personas que sufren un rapto suicida y se precipitan por una barandilla o ventana).

  • Poco a poco el profesional podrá reconducir esa expresión desgarrada a conductas más sosegadas en ocasiones con la ayuda de fármacos que convenientemente administrará el personal médico.

  • Como última observación, no debemos olvidar que hay culturas en las que la perdida de un ser querido necesita ser expresada con ampulosidad de llanto y grito como signo de reconocimiento al fallecido.



2.2. Triage en las urgencias médicas


Este método se basa en tarjetas de colores (rojo, amarillo o verde) que indicarán de forma rápida qué nivel de atención psicológica requiere cada sujeto en el lugar de los hechos, así:

• Rojo indica prioridad máxima: Son sujetos que requieren traslado a centro de salud por presentar signos psicopatológicos disfuncionales severos.

• Amarillo indica prioridad media: Son sujetos que requieren atención psicológica inmediata.

• Verde indica baja prioridad: Son sujetos que no requieren atención prioritaria por parte de los psicólogos de emergencias, presentan estados razonables de alteración, a priori no presentan signos de riesgo para ellos o los demás. Esto no significa que nos despreocuparemos de ellos, recuerde que estos códigos nos ayudarán a saber a quien atender primero, no excluyen de la atención a ningún sujeto.

En una situación que produce tan altos niveles de estrés podemos encontrarnos dos tipos extremos de reacción por parte de víctimas y familiares:


2.3. Tipos de reacciones extremas de víctimas y familiares


• Pasividad extrema: el sujeto no sabe ni lo que hace ni a donde va ni es dueño de sus actos. Estas personas son sin lugar a duda las que requieren máxima atención por parte de los servicios de emergencia (indicativo rojo).

• Excesiva actividad: hay personas que ante una situación que les supera, reaccionan presa de sus altos niveles de activación, haciendo muchas cosas fruto de los nervios, no de la planificación o reflexión.

Estas personas pueden convertirse en un peligro si no son detectadas y controladas a tiempo:

  • Los especialistas en medicina de emergencias explican la cantidad de personas que tras un accidente de tráfico mueren porque quien llega a “socorrer”, fruto de los nervios se ponen a realizar maniobras de reanimación cardio-pulmonar sin estar indicadas.

  • Por ejemplo, alguien ha perdido el sentido y el “buen samaritano” sin tener en cuenta ninguna variable, se pone a realizar masaje cardiaco, provocando una arritmia al accidentado que en condiciones de inconsciencia le pueden provocar la muerte. Otra situación más conocida son las lesiones medulares provocadas por mover a accidentados sin existir riesgo inminente que lo justifique.


Lo mejor que podemos hacer hasta que se las pueda trasladar es darles tareas sencillas y mecánicas que les tengan ocupados pero que no impliquen riesgo para nadie (repartir mantas, alimentos y bebida siempre que esté indicado, aguantar goteros, estar pendiente de goteros para avisar, etc.).