4. Psicopatología de la profesión de bombero


 



MANUAL DE BOMBEROS

PSICOSOCIOLOGÍA DEL BOMBERO

Psicosociología del bombero comprende 4 capítulos:
1. Aptitudes físicas y psicológicas básicas del bombero 
2. Comportamiento humano en situaciones límite y de emergencia.
3. Preparación psicológica del bombero.
4. Psicopatología de la profesión de bombero.


4. PSICOPATOLOGÍA DE LA PROFESIÓN DE BOMBERO

Comenzaremos este tema introduciendo algunos conceptos:


1. DEFINICIONES:

Carga de trabajo

Podemos definir Carga de trabajo como el conjunto de requerimientos psicofísicos a los que se ve sometido el trabajador a lo largo de su jornada laboral. Lo primero que conviene destacar en referencia a la carga de trabajo es que es un factor de riesgo presente en todas las actividades laborales y en cualquier empresa.

Carga Mental

La definimos como el nivel de actividad mental necesario para desarrollar el trabajo.

Los factores que inciden en la carga mental son:

  • la cantidad de información que se recibe,
  • la complejidad de la respuesta que se exige,
  • el tiempo en que se ha de responder y
  • las capacidades individuales.

La fatiga

Se puede definir como la disminución de la capacidad física y mental de un individuo, después de haber realizado un trabajo durante un periodo de tiempo determinado.

La insatisfacción en el trabajo

Puede definirse como el grado de malestar que experimenta el trabajador con motivo de su trabajo. Expresa en que medida las características del trabajo no se acomodan a los deseos, aspiraciones o necesidades del trabajador.


Generalmente, son ciertos factores del la organización del trabajo o psicosociales (salarios, falta de responsabilidades, malas relaciones, trabajos rutinarios, presión de tiempo, falta de promoción, ausencia de participación, inestabilidad en el empleo, etc.) los que favorecen su aparición, aunque las características individuales tienen a su vez gran influencia, porque no todos los trabajadores reaccionan de la misma manera ante la misma situación laboral.

Actualmente se considera que la mejor manera de prevenir la insatisfacción laboral es actuar sobre la organización del trabajo:

- Favoreciendo nuevos modelos de planificación que faciliten la participación y el trabajo en grupo, huyendo de los trabajos monótonos y repetitivos.

- Asumiendo cambios desde la dirección que afecten a los canales de comunicación, promoción y formación de los trabajadores.


2. VOCABULARIO

Evitación: Forma de comportamiento por la cual el animal u hombre reaccionan antes de que el estímulo nocivo les alcance.

Disociación: Ruptura de la unidad psíquica que provoca un debilitamiento de los procesos asociativos sobre los que se sostenía el funcionamiento mental.

Arousal: Activación


3. PSICOLOGÍA APLICADA AL TRABAJO DEL BOMBERO 

Criterios diagnósticos de estrés agudo y estrés postraumático


Naturaleza del estresor: La naturaleza del estresor está descrita del mismo modo para ambos trastornos.

Disociación: Los síntomas disociativos en el Estrés Postraumático están incluidos dentro de la categoría de Reexperimentación, dado que se refieren no solo a cuando el individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo. En el Estrés Agudo aparece una categoría propia de síntomas disociativos donde se añaden dos o más con respecto a los del Estrés Postraumático: el embotamiento y el aturdimiento.

Reexperimentación: Los síntomas de reexperimentación son descritos en ambos trastornos con los mismos elementos, incluyendo imágenes, pensamientos, sueños, ilusiones y flashbacks. Sin embargo, el Estrés Postraumático es más rico al describir el malestar psicológico y respuestas fisiológicas entre estímulos externos o internos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.

Evitación: Ambos trastornos coinciden en la evitación de pensamientos, sentimientos, conversaciones, actividades, lugares y personas que motivan recuerdos del trauma. Aunque en el Estrés Postraumático se hace hincapié en otras formas de evitación como son la incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma, la reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas, la sensación de desapego o enajenación frente a los demás, la restricción de la vida afectiva, y la sensación de un futuro desolador. Además, este último, requiere que se den tres o más de los trastornos mencionados y que hayan estado ausentes antes del trauma.

Arousal (activación): La única diferencia entre ambos criterios diagnósticos en los síntomas de activación es que el trastorno por Estrés Postraumático especifica que los síntomas deben ser dos o más, y ausentes antes del trauma. Permanecen así los siguientes síntomas: dificultades para dormir, irritabilidad, mala concentración, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto.

Duración: La duración de estos síntomas en el Estrés Postraumático deben prolongarse más de un mes. Si bien, para el Estrés Agudo, han de desarrollarse durante un mínimo de dos días y un máximo de un mes, y aparecer en el primer mes que sigue al acontecimiento traumático.


4. DESCRIPCIÓN DE ESTRESORES

Situaciones donde los bomberos pueden desarrollar estrés:

Accidente serio: Coche, avión, barco, accidente industrial

Desastre natural: Tornado, huracán, riada y terremoto

Ataque criminal: Ser físicamente atacado, asaltado, disparado, apuñalado o encañonado con un arma de fuego

Ataque sexual: Violación o intento de violación

Abuso sexual infantil: Incesto, violación o contacto sexual con un adulto o niño mayor.

Abuso físico infantil o desatención severa: Palizas, quemaduras, restricciones o inanición

Encarcelamiento, detención, rehén y tortura: Ser raptado o hecho rehén, ataque terrorista, tortura, encarcelado como prisionero de guerra o campo de concentración, desplazado como refugiado.

Ser testigo o enterarse de un evento traumático: Ser testigo de un tiroteo, un accidente devastador,
repentina e inesperada muerte de alguien cercano o amado.


5. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DEL TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO


A. El bombero o rescatador ha estado expuesto a un suceso traumático en el que ocurren las siguientes circunstancias:

      1. Ha sido testigo o se ha enfrentado a un(os) suceso (s) que implica(n) la muerte, la amenaza de muerte, una herida grave o un riesgo a la integridad física de uno mismo o de otras personas.
      2. La reacción lleva consigo respuestas intensas de miedo, de indefensión o de horror.

B. El acontecimiento traumático se reexperimenta persistentemente por lo menos en una de las formas siguientes:

      1. Recuerdos desagradables, recurrentes e intrusivos del suceso, que incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.
      2. Sueños desagradables y recurrentes sobre el suceso.
      3. Conductas o sentimientos que aparecen como si el suceso estuviera ocurriendo de nuevo.
      4. Malestar psicológico intenso cuando el sujeto se expone a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan algún aspecto del acontecimiento traumático.
      5. Reactividad fisiológica cuando el sujeto se expone a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan algún aspecto del acontecimiento traumático.

C. Evitación persistente de los estímulos asociados con el trauma y falta de capacidad general de respuesta (no existente antes del trauma), que se ponen de manifiesto en, al menos, tres de los siguientes fenómenos:

      1. Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones asociados con el trauma.
      2. Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que provocan el recuerdo del trauma.
      3. Incapacidad para recordar alguno de los aspectos importantes del trauma.
      4. Disminución marcada del interés o de la participación en actividades significativas.
      5. Sensación de distanciamiento o de extrañamiento respecto a los demás.
      6. Limitación de la capacidad afectiva (por ejemplo, incapacidad de enamorarse).
      7. Sensación de acortamiento del futuro (por ejemplo, no confía en realizar una carrera, casarse, tener hijos o vivir una larga vida).

D. Síntomas persistentes de hiperactivación (no existentes antes del trauma), que se ponen de manifiesto en, al menos, dos de los siguientes fenómenos:

      1. Dificultad para conciliar o mantener el sueño.
      2. Irritabilidad o explosiones de ira.
      3. Dificultades de concentración.
      4. Hipervigilancia.
      5. Repuesta de alarma exagerada.

E. La duración del trastorno descrito en los apartados B,C, D es superior a un mes.

F. El trastorno ocasiona un malestar clínico o es causa de una alteración significativa en el funcionamiento social laboral o en otras áreas importantes de la vida.


6. EL SÍNDROME DE “BURNOUT” (“QUEMADO”)

En las últimas décadas se ha producido un interés creciente por el estrés ocupacional y su impacto negativo en la salud y bienestar de las personas. Numerosos estudios han identificado el estrés como un importante factor de riesgo en el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares, problemas psicosométicos como las migrañas y dolores de cabeza o enfermedades mentales como la depresión y los trastornos de ansiedad. 

Asimismo, el estrés ocupacional se asocia a diversos problemas organizacionales como la 
falta de satisfacción en los empleados, el absentismo y la baja productividad.

El término Burnout aparece por primera vez en 1974 y se debe a Freudenberger, si bien su categorización y difusión se debe principalmente a Maslach a partir de 1977.

Su especificidad mayor respecto a otros síndromes se encuentra en el hecho de que tratándose de una afectación emocional, su desarrollo e incidencia consiguiente se refiere al ámbito laboral, así como a que es apreciable entre los trabajadores que trabajan en servicios de ayuda a seres humanos, principalmente sanitarios, educativos y sociales.

Dicho de otra manera parece tratarse de un síndrome laboral, que afecta emocionalmente a 
los individuos que lo padecen y supone de manera directa una desimplicación en el trabajo afectando significativamente al rendimiento en la atención a los usuarios de los servicios humanos.

Maslach y Jackson (1981) definen el síndrome Burnout como “una respuesta a un estrés emocional crónico cuyos rasgos principales son el agotamiento físico y psicológico, una actitud fría y despersonalizada en la relación con los demás y un sentimiento de inadecuación a las tareas que se han de desarrollar”.


PRESENTACIÓN DEL SÍNDROME Y DIFERENCIACIÓN DE OTROS CUADROS

El cuadro sintomatológicamente incluye:

a) Agotamiento emocional: ansiedad, labilidad con tendencia a la irritación y cierto abatimiento depresivo.

b) Sentimiento de inadecuación profesional: el sujeto se siente en dificultades (cuando no impotente) para responder adecuadamente a las distintas (y en ocasiones cambiantes) facetas del desempeño de su tarea. Este mismo hecho repercute en la aparición de una autoimagen (que oculta) de falta de competencia y un deseo de cambiar de puesto (en muchas ocasiones hacia arriba en el organigrama), bajando su rendimiento y la calidad de sus prestaciones.

c) Bajada o pérdida de autoestima profesional que repercute en la personal, aumentando frente a ella el distanciamiento con compañeros y usuarios, ante los que con frecuencia se presentan autodefiniéndose como hipercompetentes.

d) Modificación de los modos de relación con los compañeros de trabajo y los usuarios de los servicios, de tal modo que la relación hace patente componentes de inhibición, frialdad y distancia, al tiempo que se convierte en acusatoria a los demás de los deterioros en el trabajo; suelen aparecer descalificaciones masivas e inadecuadas de compañeros y usuarios (ocultados en ocasiones bajo formas de humor más o menos sarcástico).

e) Aumenta la percepción y expresión de la insatisfacción en el trabajo (sobrecarga, ambigüedad y conflicto de roles, quejas salariales fuera de contexto, quejas por condiciones, etc.) con un esfuerzo racionalizador en su expresión e inoperante para su abordaje.

f) Conflictos interpersonales: en ellos aparece como denominador común la insensibilidad y la hostilidad más o menos encubierta. Estos conflictos pueden dirigirse tanto a los compañeros( pero no de manera indiscriminada) como a los usuarios y en situaciones extremas invadir otras esferas tanto del organigrama como extralaborales.

g) En ocasiones pueden aparecer alteraciones físicas y de comportamiento, tales como: insomnio, cansancio excesivo, dolores de cabeza y otros..., así como aumento en el consumo de tabaco, café, fármacos, agresividad tanto con compañeros y/o usuarios como confamilia, vecinos,...


El síndrome del Burnout consta varias fases:

1. La primera vendría marcada por un periodo de gran ilusión, con expectativas desmesuradas, en que el trabajo llega a ser centro de interés vital y a veces excluyente. Se produce una hiperactividad de uno u otro signo y una pérdida hacia arriba de los límites de responsabilidad y competencia. El final de esta fase, se alcanza con la llegada de la desilusión, que, cuando no provoca un ajuste de expectativas y de actuación profesional en el marco de la propia vida, da paso a la segunda fase.

2. La siguiente fase vendría marcada por la frustración por las excesivas expectativas. En este punto es inevitable la reconsideración del valor asignado al trabajo, así como interrogarse sobre la propia capacitación. Un ajuste adecuado de esfuerzos y el desarrollo de diseños de cambio en la situación, unido a una canalización de energías a otras actividades, podría resolver adecuadamente el problema, pero también puede producirse una negación de la situación y un mantenimiento de los planteamientos iniciales que aboca a un agotamiento emocional. Este sería el fin de esta fase y el comienzo de la siguiente, que vendría marcada por la evitación de los usuarios, el abandono de uno u otro modo del ejercicio de las tareas asignadas, la evitación de nuevas metas profesionales, la irritación con los compañeros y su culpabilización (expresada o no sarcásticamente), inicio del absentismo, el desinterés, la pérdida de autoestima profesional y personal y la ocultación de todo ello con el objetivo de mantener el puesto de trabajo, o lo que también es frecuente, el objetivo de cambiar de puesto hacia arriba en el organigrama para alejarse de las tareas actuales y para recibir el “pago” que su “entrega” anterior “merecía” a sus ojos.

Se trata además de un proceso cíclico, repetible, cuya evolución puede desde luego, como hemos visto, cortarse con la introducción de ajustes y cambios y que contiene la peculiaridad del contagio haciéndose con relativa facilidad extensible a otros.

Así mismo el abatimiento es común a la depresión pero la característica diferencial del abatimiento en el “Burnout” no es otro que su acotación en el espacio y en el tiempo cotidiano al ámbito del trabajo.

Para distinguirlo de una crisis vital o crisis evolutiva definida por Broufenbrer (1979), de modo tal que surge en la mitad de la vida esperada del individuo en el momento en que este hace una valoración negativa de su posición y posibilidades profesionales de desarrollo futuro. De hecho el Burnout tiene mayor incidencia en profesionales jóvenes y/o tras la primera (e intensa) fase de cambio en organizaciones realizada con altos niveles de implicación personal.

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