2. EL ESTADO ADECUADO DEL BOMBERO EN INTERVENCIONES

Seguridad y salud laboral del bombero
La salud física en bomberos. La salud mental en bomberos. Estado psíquico adecuado en bomberos. Nivel óptimo para bomberos de conocimientos técnicos y prácticos. La organización de bomberos en el siniestro.


SEGURIDAD Y SALUD LABORAL EN BOMBEROS

Condición física y mental del bombero


La condición física en bomberos no sólo implica el ser un atleta, también conlleva consigo un entrenamiento constante con los útiles de actuación para dominar su forma de manejo.

Por lo tanto, para conseguir un estado adecuado es necesario:


1. Salud física en bomberos

Se refiere tanto al estado físico como a la forma en que nos encontremos.

Para ello es necesario:

• Costumbres sanas: horarios regulares para descansar y comer, haciendo esto de una manera mesurada y aquello en cantidad suficiente que permita una completa regeneración de las energías gastadas.

• Control médico-sanitario: que permita un diagnóstico precoz de cualquier anomalía, así como un control de vacunaciones para los principales riesgos a los que estemos expuestos.

• Entrenamiento constante: que permita adecuar todos nuestros músculos a los esfuerzos a los que se pueden someter en las distintas intervenciones.

• Hábitos en procedimientos operativos: una constante repetición, hasta convertirse en hábito, de todos aquellos procedimientos básicos operativos para cada tipo de intervención, lo que nos permitirá realizarlos mecánicamente y facilitará fijar nuestra atención en lo imprevisto.


2. Salud mental en bomberos

Implica no sólo un estado psíquico sino también una constante labor de análisis y posterior estudio de nuestras actuaciones.

El estado psíquico reúne las principales características que debe poseer el Bombero y que ha de mantener permanentemente para el desarrollo de su actividad.

Estas características se pueden concretar en:

• Autodisciplina. La constante inquietud de superación con nuestros hábitos y condiciones es un entrenamiento esencial en nuestra profesión. Un intento constante para controlar nuestros ímpetus naturales, aún en las cosas más nimias, conduce a un incremento regular de nuestra capacidad de resistencia al tiempo que nos predispone para admitir y soportar las contrariedades.

• Capacidad de sufrimiento y entrega. La dureza de nuestro trabajo tanto física como emocional hace que muchas veces cunda el desánimo, cuando posiblemente si se resiste algo más se pueda resolver la situación. De ahí, la importancia del apartado anterior, que refuerza esta característica.

• Espíritu de equipo. En el caso de que estemos en presencia de más compañeros, nuestras actuaciones nunca deben ser realizadas por una sola persona, ni siquiera la más simple. Ésta es una regla que debe mantenerse siempre. Múltiples peligros acechan constantemente a quien actúa, aunque no lo percibamos, y es necesaria una cobertura por el resto de los componentes de la dotación. Si actuamos solos, en caso de un accidente, arrastraremos al resto de los compañeros a realizar una intervención desesperada para salvarnos, implicándonos en un alto riesgo.

• Predominio cerebral y esquema mental organizativo. Con la premisa anterior cumplida debemos poner en funcionamiento el sentido común. En cada momento debemos plantearnos la situación ante la que nos encontramos y actuar consecuentemente.

• Capacidad de iniciativa. Una vez comenzada una intervención, en la que se nos ha asignado un lugar y una misión, somos nosotros los únicos responsables de tomar las decisiones necesarias para llevarla a buen fin, comunicándolas tan pronto sea posible al mando, para mantener la imprescindible labor de equipo.


Componentes estructurales para estado psíquico adecuado

Con todas las características mencionadas anteriormente conseguiremos un adecuado estado psíquico ante las intervenciones que debe contar con los siguientes componentes estructurales:

• Una consciente autoconfianza. Conocer hasta dónde somos capaces de llegar, sin infravalorarnos o supervalorarnos, pero teniendo en cuenta que en situaciones extremas se rinde algo más de lo normal.

• Ambición de luchar con perseverancia hasta lograr el objetivo propuesto. El ser consciente de nuestras responsabilidades y capacidad de resistencia nos animará a conseguir vencer las dificultades que se nos presenten.

• Un nivel óptimo de excitación emocional. No dejarnos llevar por lo que aparentan las circunstancias, gritos de socorro, pánico de los implicados, explosiones, etc. Para esto ayuda mucho la experiencia.

• Una alta capacidad de resistencia ante influencias negativas externas e internas. Aplicando la autodisciplina conseguiremos aislarnos del ambiente agresivo.

• Capacidad de dirigir los propios actos, pensamientos, emociones, etc. Aplicar y mantener en todo momento nuestro conocimiento y carácter, no dejándonos influir por comentarios, críticas, etc. Admitirlos, procesarlos, pidiendo asesoramiento si es necesario, reconocer no obstante nuestros errores, tomar nuestra propia decisión y posteriormente mantenerla.


3. Nivel óptimo de conocimientos técnicos y prácticos en bomberos

• La técnica es el conjunto de procedimientos y recursos de los que nos servimos para realizar nuestra labor. De nuestra pericia o habilidad para usar los mismos dependerá el nivel de efectividad de la intervención.

• La práctica constante, dirigida por un monitor, genera la pericia o habilidad en el manejo de los medios, independientemente de las condiciones particulares de cada individuo.

≫ La conjunción de estos dos parámetros nos proporciona un dominio técnico, pero se requiere coordinación.

• Formación continua: la gran variedad de intervenciones y el elevado número de sistemas y herramientas en constante evolución utilizados en ellas hace necesaria una continua formación para conseguir el perfecto conocimiento de todas sus posibilidades de uso y obtener así el máximo rendimiento cuando los utilicemos.

• Es necesario estudiar los manuales de funcionamiento facilitados por los fabricantes de los equipos, conocer su puesta en marcha, características mecánicas, potencia, capacidades de carga o uso, forma de emplazamiento etc., y comprobarlo prácticamente.

• Diferencia entre ver y mirar: tengamos presente cuando se realice un reconocimiento la diferencia entre ver y mirar.

» Ver es percibir por los ojos la forma y color de los objetos mediante la acción de la luz.

» Mirar es fijar la vista en un objeto con atención: observar, considerar, informarse, inquirir.

• Diferencia entre ejercicios prácticos e intervenciones reales: en la evaluación debemos considerar la gran diferencia existente entre las conclusiones adquiridas en los ejercicios prácticos, que siempre están dirigidos y controlados, y la realidad que, aunque debemos controlarla, generalmente es imprevisible.


4. Organización de bomberos en el siniestro

Otro factor importante para la respuesta es el mantener una organización del siniestro.

Las primeras dotaciones en presentarse encuentran una situación caótica creada por los implicados, que incluso dan informaciones subjetivas influenciados por una falta de conocimiento o por intentar salvar intereses particulares.

A la llegada de las dotaciones de refuerzo y mandos la situación suele haber cambiado radicalmente, estando al menos semi controlada por la actuación de los primeros.

Comienza, generalmente, un intento de reorganizar el siniestro, sin tener en cuenta dos principios fundamentales:

Organización + Reorganización = Desorganización.

Orden + Contraorden = Desorden.


Esto puede originar un elevado grado de inseguridad y desánimo entre los actuantes.


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